miércoles, 19 de noviembre de 2014

No Estamos tan Lejos





(Breve reseña y análisis de la obra “Asia y el lejano Oriente” de Isaac Chocrón e interpretada por el grupo de Teatro UCAB)

Al ingresar en el auditorio del teatro, lo primero que sorprende es que nos da la sensación de estar detrás del telón. Vemos utilería por todas partes, percheros llenos de ropa de todo tipo, letreros, sillas… Esto inmediatamente te hace romper el nexo con el mundo que acabas de dejar tras la puerta del auditorio y te da la bienvenida a un lugar absolutamente distinto. Tomas asiento y el otro factor que te causa curiosidad es que al parecer hay 2 escenarios, uno al fondo, abajo, el principal al que estamos acostumbrados; y otro que va de lado a lado, dividiendo la disposición de butacas en 2, una en la parte superior y otra más abajo, cerca del escenario principal. Al iniciar la obra, un grupo bastante numeroso empieza a correr por todo el auditorio, por los lados, por arriba, por abajo, por el escenario central, por el principal. Apurados, como si tuviesen que terminar un trabajo, el reloj suena, la tensión sube, hay gritos, uno de ellos revisa el reloj y afirma que se están quedando sin tiempo, sigue subiendo la tensión y la incertidumbre, aumentan los gritos y de repente, silencio absoluto y oscuridad.
Son todos los elementos de la puesta en escena, desde el momento en que ingresas al auditorio, lo que te hace entrar en sintonía con la obra y con el mensaje que desea transmitir. No se descuida ni el más mínimo detalle, la musicalización está a cargo de una sola persona que tiene a su disposición un conjunto de objetos metálicos que suenan insistentemente y constantemente durante la obra, de forma casi automática, que nos hace pensar en una gran máquina que no para de trabajar nunca. Veíamos que Goethe lo decía muy claro: “Poesía, pintura, canto y música; arte teatral y tanto más; Si todas estas artes y encantos de juventud y belleza se unen en una sola noche en forma importante, entonces resulta una fiesta que no se puede comparar a ninguna otra”.
La obra en sí nos presenta varios elementos que son, en cierta forma, irónicos: Se hace llamar “Asia y el Lejano Oriente” y es escrita por un venezolano nacido en Maracay, no conforme con esto, nos representa una situación de un país a la que podemos decir: “no estamos tan lejos”. Sumado a esto, sabemos que la obra fue escrita en 1966, hace casi 50 años y sin embargo nos muestra una realidad absolutamente aplicable y comparable con la situación actual de Venezuela. Es de suponer, o al menos se puede inferir que intencionalmente el director le dio un toque venezolano adicional a la obra, de alguna manera para ponernos en contexto con el mensaje que quería transmitir. Pero está muy claro, la obra es una crítica a un país que se le quitaron las ganas de pelear por sí mismo y se entregó a la voluntad de una potencia extranjera apoyado en la codicia de una sociedad que lo que quiere es obtener su porcentaje de la venta total para saciar sus necesidades personales… “No estamos tan lejos…”
Podemos también establecer similitudes entre los aspectos de la obra y los propuestos por los autores estudiados en la Unidad II (Henrik Ibsen, Strindberg, Beckett…).
Por ejemplo, Ibsen nos habla de “finales abiertos que comprometen al espectador con la pieza”. Realmente el destino de la gente de Asia y el Lejano Oriente no está claro, ya que esta termina con la llegada de los líderes de esta potencia extranjera en medio de la repartición de la venta del país. Esto nos hace a nosotros espectadores plantearnos un final basándonos en la experiencia que fue la pieza en sí. Ibsen también se refiere a una “acción teatral llevada a lo interior”, donde vemos la posición, en este caso, la posición moral de cada personaje frente a la situación de la venta. La mayoría se entrega de lleno a sus ambiciones personales y apoya la venta, pero muy pocos se dan cuenta de las consecuencias que eso acarreará, “el más fuerte siempre está solo”, dice Ibsen. Quizá el aspecto que más se note sea el asunto del ser que nos refiere Ibsen, “se puede ser uno mismo de dos maneras: por el derecho el revés del traje”. Refiriéndose al derecho como la autosuperación, la trascendencia y el revés como el egoísmo, que es lo que mueve a la mayoría de las personas a apoyar la venta y dejar de luchar por lo que les pertenece… “No estamos tan lejos...”
De Strindberg quizá los elementos no sean tan claramente visibles como los de Ibsen, sin embargo podemos hacer referencia a la gran máquina que suena durante toda la obra, dándonos a entender que al renunciar a su país y entregarse a una potencia extranjera, los personajes se convertirán en partes móviles de una gran máquina, que serán herramientas y se desprenderán de su humanidad para ser solamente unos objetos de trabajo. En ocasiones, entre escena y escena, observamos a los personajes vistiendo ropajes grises, cargando y llevando objetos de un lado a otro de manera sistemática. Son una especie de corte que aunque parecieran estar aislados de la trama de las escenas en sí, es parte fundamental del mensaje de la pieza. Esto tiene correlación con estos ambientes que creaba Strindberg que aunque no parecían tener sentido o parecían ajenos a la obra, realmente contribuían a darle sentido total a las cosas.
De manera que la pieza contiene unos mensajes muy importantes acerca de la vida en sociedad, observamos los distintos niveles y su particular asimilación de la situación de la venta del país, por un lado tenemos a unos ladrones que no tienen absolutamente nada que perder y por el otro unos funcionarios públicos que creen tener sus puestos asegurados y su futuro protegido.
La reflexión importante es entonces observar todos estos elementos presentes en la obra y mirarnos en un espejo, mirar a esa sociedad que se entregó a una potencia extranjera por no querer luchar por sí misma y vernos reflejados allí. Identificar las metáforas utilizadas en la pieza y llevarlas a nuestra propia realidad, porque realmente “no estamos tan lejos…”

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿Por qué "El Cepillo de Dientes"?

Jorge Díaz Gutiérrez fue un dramaturgo chileno. Nació en Argentina, pero vivió en Chile desde los 35 años de edad. Desde 1965 residió en España y regresó a Santiago de Chile en 1993, donde recibió el Poto Nacional de Teatro. Permaneció en allí hasta su muerte en el 2007. Díaz escribió muchas obras, entre las cuales se pueden resaltar “El cepillo de dientes” y “El velero en la botella”.

“El Cepillo de Dientes”, presenta un conflicto entre un matrimonio que muestra falta de comunicación, lucha de dominio y pérdida de identidad. En la obra, los personajes son nombrados como “Él” y “Ella”. Durante el desarrollo de la historia, los personajes discuten temas de diversa naturaleza, que van desde el horóscopo chino, anuncios comerciales y de declaraciones públicas, hasta una discusión de que es mejor: si el Jazz o el Tango.

A través del comportamiento de ambos, se observa lo difícil que es vivir siempre con la misma persona y aceptar tanto sus defectos como sus virtudes, lo cual se agrava aún más cuando no hay comunicación efectiva entre la pareja. No resulta fácil convivir con alguien por el resto de su vida, la cotidianidad y la costumbre hacen que cualquier pareja se estanque y es por ello que está obra busca mostrarle al público con cierto humor que se debe cuidar la relación amorosa, siempre respetando las individualidades de cada uno, pero también compartiendo su día a día.

Un aspecto importante en los dos personajes es la ironía presente en sus discusiones. Pues por un lado “Ella” le critica a “Él” su forma de actuar y sus gustos, en forma repetitiva y apática, mientras que “Él” toma una posición pasiva en determinados momentos; sin embargo, existen puntos donde estas diferentes posiciones se intercambian.

Ahora bien, la razón por la que se ha escogido esta obra es porque el conflicto principal es fácil de entender y porque es un conflicto humano que cualquier pareja, no necesariamente de esposos, puede vivir. Lo más importante es que el estilo de Jorge Díaz de construir un drama matrimonial a través de lo absurdo, permite al público no solo disfrutar de lo risible de la situación sino también identificar ciertos puntos con problemáticas familiares reales y por tanto, hasta cierto punto, genera simpatía entre los personajes y la audiencia; entonces, es esto último la razón de mayor relevancia por la cual esta obra fue escogida.

El teatro educa. Muestra la realidad de un pasado, presente o incluso un posible futuro, por lo  nos hace reaccionar como sociedad y seres humanos ante determinadas situaciones, dependiendo de lo que presente cada obra. En la Grecia Antigua, se utilizaba el teatro para enseñar a los individuos la manera de comportarse, además de mostrar las inminentes consecuencias si el ciudadano abandonaba el rol que le tocaba cumplir. Podemos ligar esta premisa a lo que se observará durante la pieza. Con su debido toque de humor, mostrará las facetas por las que pasa un matrimonio, la facilidad de caer en la monotonía cotidiana, las discusiones banales y la ironía, haciendo que el espectador se percate lo absurdo de las mismas, se identifique, tome conciencia de ello y pueda reflexionar al respecto en su vida ordinaria, quedandole por supuesto alguna enseñanza en relación a lo que ha visto.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

De vuelta al Diqué



Hago reposar mi sombra en la orilla de álamos verdes

Siento la respiración agitada del mundo

Estoy aquí.


Creo sentirme aquí

 No espero que mi hazaña se recuerde,

Sé que rompo la ilusión de los hombres

Sé que me esperan de vuelta caprichosamente.


Más hoy no quiero subordinar mi alma a las bestias,

Ni ceder mis actos al proceso circular del tiempo.

Estoy aquí.


Hago reposar mi cuerpo sobre esta agonía feroz

Despierto rodeado del origen,

El sentir desborda existencia

Pasea en la aurora del ser 

Exalta la sensación


Mi energía se proyecta profundamente;

De vuelta al diqué,

Me integro al principio

Circundo por el jardín de lo eterno  sin el ropaje absurdo que cubre,

Ya mañana habrá tiempo para diluir la ceguera del hombre. 

Reflexión sobre los terceros





La tragedia es un género original de la Antigua Grecia. Se caracteriza por el conflicto entre lo que el personaje central quiere y lo que la sociedad espera de este último, por lo que las pasiones de este personaje siempre lo llevan a un desenlace catastrófico.

En la tragedia de Antígona de Anouilh, se plantea una disputa entre el deber de cumplir las ordenes del rey o cumplir el deber moral de darle sepultura a Polinice; y es esto lo que plantea parte del fragmento asignado en clase: “De cualquier modo, nos hallamos aquí muy lejos del majestuoso camino de la piedad tradicional”, lo que se señala bajo la metáfora de “piedad tradicional” es que entre la disyuntiva de una decisión u otra, se encuentra una catástrofe que no admite la condescendencia de otros por lo que se vuelve inevitable; por ejemplo, aun cuando el rey se compadece de la decisión de Antígona, debe cumplir con su deber de rey y castigar con la muerte el acto cometido por esta. 

Dado lo anterior, podemos acudir a Simone Weil en el poema  de la fuerza. El daño que un hombre hace a otro, a través de ella,  cuando se convierte en objeto de destrucción de sí mismo, sólo puede conseguir el perdón  a través de su semejante donde  puede reconocerse y preguntar: ¿qué le debe a ese otro ser?  Se hace evidente Antígona; cuando Creón, bajo su figura de rey, siendo esclavo de su propio poder, pretende persuadirla para que no cumpla su destino. No es  que realmente esté interesado en conservar su vida o la felicidad de su hijo, sino que se niega a ejercer el papel del “malo”.  En cambio, Antígona es libre, no está apresada a la fuerza del poder y puede elegir morir.

Ambos están unidos a la fuerza de la tragedia, los dos son víctimas y victimarios de ella. ¿Qué les queda? ¿Qué le debe Antígona a Creón y viceversa? La aceptación, reconocer lo inevitable. Por parte de Creón, ser rey y cumplir su deber.  Antígona debe seguir su destino, aunque la duda la embargue  cada momento y muy a pesar de sus miedos, ella ha nacido para morir.

En el ensayo de Steiner “Homero y los eruditos”, este admite que las obras literarias y el teatro buscan rememorar “momentos de crisis o verdades de la condición humana”, e incluso, el autor asegura que el hecho de representar otra vez esos cuentos es “algo más que la historia hecha recuerdo”. Es entonces cuando uno pudiese plantearse ¿Para qué recordar?, es importante tener en cuenta que las tragedias eran narradas para enseñar a la sociedad sobre la importancia de las normas y lo que ocurre cuando estas son vulneradas.

Ahora bien, en lo que respecta al papel de los terceros bien podría interpretarse como insignificante; sin embargo, las acciones llevadas a cabo por los héroes y, en este caso, por Antígona, demuestran lo contrario al repercutir sobre terceras personas. Para ejemplificar se muestra a continuación parte del fragmento asignado en clase que sostiene que: “La falta social se comete sin que yo lo sepa, y afecta a la multiplicidad de terceros a los que nunca miraré a la cara, a quienes no hallaré en el rostro de Dios (…)”, al analizar esto a través de la obra ya citada (Antígona), nos encontramos que debido a la decisión de esta, mueren dos personajes más como consecuencia de un efecto dominó, es decir, con la muerte de Antígona, su prometido Hemón decide sucumbir junto a esta, y la madre de Hemón, al saber la noticia, también decide poner fin a su vida; entonces, es evidente que una determinación por parte del personaje central no solo lleva a la tragedia de sí mismo sino también a la desgracia de terceros.

En el poema “De vuelta al diqué” se plantea: “(…) Y no espero que mi hazaña se recuerde, sé que rompo la ilusión de los hombres”, queda una vez más expuesto que el personaje de la tragedia es consciente de su acción y sus repercusiones, pero al mismo tiempo queda visible la inevitabilidad del suceso; por lo que sin lugar a dudas, viéndolo desde el conflicto de ser o no ser del memorable “Hamlet”, el héroe siempre opta por ser, por ser lo que quiere ser y por ser capaz de cumplir con su propia moral sin importar los efectos a otros.