La tragedia
es un género original de la Antigua Grecia. Se caracteriza por el conflicto entre
lo que el personaje central quiere y lo que la sociedad espera de este último,
por lo que las pasiones de este personaje siempre lo llevan a un desenlace
catastrófico.
En la
tragedia de Antígona de Anouilh, se plantea una disputa entre el deber de
cumplir las ordenes del rey o cumplir el deber moral de darle sepultura a Polinice;
y es esto lo que plantea parte del fragmento asignado en clase: “De cualquier
modo, nos hallamos aquí muy lejos del majestuoso camino de la piedad
tradicional”, lo que se señala bajo la metáfora de “piedad tradicional” es que entre
la disyuntiva de una decisión u otra, se encuentra una catástrofe que no admite
la condescendencia de otros por lo que se vuelve inevitable; por ejemplo, aun
cuando el rey se compadece de la decisión de Antígona, debe cumplir con su
deber de rey y castigar con la muerte el acto cometido por esta.
Dado lo anterior, podemos acudir a Simone Weil en el poema de la fuerza. El daño que un hombre hace a
otro, a través de ella, cuando se
convierte en objeto de destrucción de sí mismo, sólo puede conseguir el perdón a través de su semejante donde puede reconocerse y preguntar: ¿qué le debe a
ese otro ser? Se hace evidente Antígona;
cuando Creón, bajo su figura de rey, siendo esclavo de su propio poder, pretende
persuadirla para que no cumpla su destino. No es que realmente esté interesado en conservar su
vida o la felicidad de su hijo, sino que se niega a ejercer el papel del “malo”. En cambio, Antígona es libre, no está
apresada a la fuerza del poder y puede elegir morir.
Ambos están unidos a la fuerza de la tragedia, los dos son
víctimas y victimarios de ella. ¿Qué les queda? ¿Qué le debe Antígona a Creón y
viceversa? La aceptación, reconocer lo inevitable. Por parte de Creón, ser rey
y cumplir su deber. Antígona debe seguir
su destino, aunque la duda la embargue cada momento y muy a pesar de sus miedos, ella
ha nacido para morir.
En el ensayo
de Steiner “Homero y los eruditos”, este admite que las obras literarias y el
teatro buscan rememorar “momentos de crisis o verdades de la condición humana”,
e incluso, el autor asegura que el hecho de representar otra vez esos cuentos
es “algo más que la historia hecha recuerdo”. Es entonces cuando uno pudiese
plantearse ¿Para qué recordar?, es importante tener en cuenta que las tragedias
eran narradas para enseñar a la sociedad sobre la importancia de las normas y
lo que ocurre cuando estas son vulneradas.
Ahora bien, en
lo que respecta al papel de los terceros bien podría interpretarse como
insignificante; sin embargo, las acciones llevadas a cabo por los héroes y, en
este caso, por Antígona, demuestran lo contrario al repercutir sobre terceras
personas. Para ejemplificar se muestra a continuación parte del fragmento
asignado en clase que sostiene que: “La falta social se comete sin que yo lo
sepa, y afecta a la multiplicidad de terceros a los que nunca miraré a la cara,
a quienes no hallaré en el rostro de Dios (…)”, al analizar esto a través de la
obra ya citada (Antígona), nos encontramos que debido a la decisión de esta,
mueren dos personajes más como consecuencia de un efecto dominó, es decir, con
la muerte de Antígona, su prometido Hemón decide sucumbir junto a esta, y la
madre de Hemón, al saber la noticia, también decide poner fin a su vida;
entonces, es evidente que una determinación por parte del personaje central no
solo lleva a la tragedia de sí mismo sino también a la desgracia de terceros.
En el poema “De
vuelta al diqué” se plantea: “(…) Y no espero que mi hazaña se recuerde, sé que
rompo la ilusión de los hombres”, queda una vez más expuesto que el personaje
de la tragedia es consciente de su acción y sus repercusiones, pero al mismo
tiempo queda visible la inevitabilidad del suceso; por lo que sin lugar a dudas,
viéndolo desde el conflicto de ser o no ser del memorable “Hamlet”, el héroe
siempre opta por ser, por ser lo que quiere ser y por ser capaz de cumplir con
su propia moral sin importar los efectos a otros.
Buena forma de comenzar.
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